Hay días, o más bien hay momentos en el día, que es imposible no pensar.
Por muy ocupada que tenga la cabeza, y creerme que estoy ocupada, los pensamientos se me van siempre hacia el mismo sitio... la maternidad.
Incluso he llegado a imaginarme cómo me organizaría con un bebé o con dos: dónde pondría la cunita, cómo sería la hora de baño (que me da pavor, jeje), cómo hacer cuando me reincorporara al trabajo, etc. Es decir, que durante todo este tiempo que llevo peleando con el tema maternidad ya me he imaginado todo tipo de situaciones. Se me va tanto la pinza que hasta me he fijado en las aceras del recorrido que hay desde mi casa hasta el centro de pueblo, porque hay tramos tan estrechos que no pasa un carrito...
Hay días que hasta me paralizo... Sí, con todo lo que tengo que hacer... y no soy capaz de hacer nada. Es como si me bloqueara, como si este estado de espera me hiciera entrar en modo "stand by". Me puedo quedar un buen rato en el sofá o en la silla del ordenador en estado de desconexión total, o a veces imaginando tareas maternales.
Otro de las cosas que me hacen desconectar de la vida es el tema internet. Por suerte o por desgracia, mi trabajo me hace estar metida en internet buscando cosas y buceando ente mil páginas, y entre página y página miro el correo, el face, algunos blogs que sigo, y esos blogs me hacen ver varios blogs de maternidad y/o infertilidad que también sigo, y una cosa lleva a la otra y acabo con el Dr. Google viendo cosas sobre lactancia materna, cunas, cochecitos de bebés, etc., etc.
Y el sumun de la locura es cuando me pongo a analizar el calendario: cuándo me va a venir la regla, pero no solo la próxima sino la siguiente y la siguiente, e intento calcular cuando podría ser la transferencia, y una cosa me lleva a la otra y ya empiezo a calcular las 40 semanas de embarazo, la baja maternal y dependiendo del mes cómo afectaría a mi trabajo y si me cogería la lactancia acumulada o no...
Así que creo que estoy perdiendo la cabeza, o al menos por momentos la pierdo. Lo único que me consuela es que siempre he sido así. Siempre le he dado cien mil vueltas a las cosas, pero no para decidirme, sino porque mi imaginación echa a volar con mucha facilidad y muy a menudo, y con cualquier tema. Así que dentro de lo malo, estos desvaríos entran dentro de mi normalidad.
Así que hoy he llegado a resignarme y dejar de luchar porque es imposible no pensar.