sábado, 28 de septiembre de 2013

LA LLAMADA DE LAS INSTRUCCIONES

Esos días vivía pegada al móvil, no fuera a ser que me llamaran de la clínica y no me enterar! 
Decir que soy una persona bastante impaciente. Paciencia tengo y mucha, pero la guardo para el horario laboral, que buena falta me hace, así que para el resto de cosas no tengo paciencia ninguna. Además la incertidumbre es algo que llevo fatal. El no saber cuando me pone muy nerviosa. Así que llevaba todo este tiempo bastante nerviosa.
Por fin llegó la ansiada llamada. El 28 de junio. Ya teníamos donante! y ya todo estaba en marcha! Me dieron cita para mi última revisión, sobre todo para comprobar que el cuello del útero seguía bien, y las instrucciones eran que el día 7 me tomara mi última pastilla de hormonas, para coordinar mi regla con la de la donante. Cuando me viniera la regla tendría que volver a llamar a la clínica, para continuar recibiendo las instrucciones, aunque ya sabía qué era lo que me tenía que tomar, cuándo y cuánto... pero había que llevarlo todo bajo control.
Así, el 10 de julio me vino la regla, la que yo esperaba fuera mi última regla en muchos meses... Llamé a la bióloga, como me habían dicho, y ya me dio las pautas concretas: meriestra cada 8horas, para engordar el endometrio y tenerlo preparado para la transfer. Como tengo en la cabeza cien millones de cosas siempre, me puse una alarma en el móvil cada 8 horas, para no olvidarme ni una toma ni pasarme con las horas, así que cada 8 horas justitas a tomar la meriestra.
También me dio cita para el día 24 para una ecografía y un análisis hormonal. Como mi gine estaba de vacaciones me iba a ver otro médico, y si todo estaba e iba bien, en 1-2 semanas después sería la transfer.
Sólo quedaba cruzar los dedos...

viernes, 27 de septiembre de 2013

LAS PRIMERAS PUEBAS

En una de las revisiones el gine hizo un intento de pasar la cánula que en su día me transferiría los ovocitos, pero ups! no pasaba. Probablemente debido a mi falta de hormonas se había estrechado, así que me dijo que prefería hacerme pasar por quirófano para hacerme una dilatación del cuello del útero. Que era algo sin importancia, pero que preferían asegurarse. Y yo, que también soy muy obediente, pues a acatar órdenes. Me dijo que tendría que ingresar por la noche, pues a lo largo de la misma tendrían que ponerme unas pastillas vaginales para ir dilatando, y como en algunas pacientes dan dolores similares a las del parto, que era mejor que quedara ingresada. Ahí me asusté un pelín.... Me mandó al anestesista y al cardiólogo, pues para la dilatación me tenían que poner sedación. Cuando tuve el resultado de las pruebas, fue de nuevo a consulta y aluciné un poco cuando me dijo si ya ingresaba esa misma noche!! Hombre, pues mejor no, que tenía que avisar en el trabajo y organizarme un poco. Pues entonces, en dos días, ala!
De la dilatación del cuello del útero puedo decir que no me enteré de nada. Ni las pastillas vaginales me dieron dolor ni nada parecido. De la intervención ni me acuerdo, pues al ser con sedación me debieron dejar grogui. Después de comer, una sopita y un yogur, me mandaron para casa, que guardara reposito ese día y nada más, y como estaba bastante adormilada me pasé lo que quedaba de día en el sofá.
Además de este pequeño contratiempo, hicimos otras pruebas: análisis de sangre de los dos (los de mi pareja por la SS, que tardaron un poquito), alguna eco mía y un seminograma de mi pareja. El seminograma nos dijeron que teníamos que hacerlo con ellos; como ya sabía que no me lo iba a cubrir el seguro, me eché a temblar pensando en la pasta que nos iba a saquear, pero me equivoqué, pues solo nos costó 50 euros.
Con todas las pruebas echas y los resultados en la mano nos fuimos de nuevo a la clínica. Como todo estaba correcto, tocaba pedir cita formal con la bióloga para firmar papeles y que nos explicaran bien todo el proceso (aunque ya lo sabíamos de sobra).
Entre pitos y flautas ya nos habíamos puesto en el mes de junio. En la entrevista con la bióloga me acabé de "enamorar" de mi clínica y de su personal. La bióloga nos explicó perfectamente cómo es todo el proceso y nos contó también cómo hacen ellos las selección de las donantes: además de las pruebas médicas pertinentes, tiene ella una entrevista personal con ellas y analizar también algunos aspectos psicológicos. Lo que más me impresionó es que dijo que ella elegía a las donantes como si fueran para ella misma, que además de todas las pruebas, le tenían que dar a ella seguridad, tranquilidad y confianza, y que si no desechaba a la donante. Además de ser profesionales son muy humanos... cosa que me encanta y que por desgracia escasea en muchas clínicas, por lo que leo por ahí.
También me dio las primeras instrucciones. Ya tenía unas donantes preseleccionadas, y como estábamos en verano y no quería que la transfer se demorara demasiado, iba a ver con cuál de ellas cuadraba mejor mi regla para ir algo más rapidito, y cual de ellas iba a estar en verano en la cuidad. Me llamaría cuando la tuviera ya seleccionada para darme las siguientes instrucciones que eran dejar de tomar mis pastillas o tomarme algunas pastillas de más para cuadrar perfectamente las reglas de las dos, y que me seguiría informando de cómo proceder.
Así que... a esperar su llamada.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

GANADA LA PRIMERA BATALLA: A LA ASEGURADORA

Como os he dicho, puse la reclamación pertinente en MUFACE. Pero por suerte tengo unas amigas como soles y una de ellas también tuvo un acercamiento en esto de la infertilidad, y me aconsejó que además me fuera por las oficinas de ADESLAS a poner una reclamación también. Y bendito consejo. A mi a peleona, cabezota y pesada no me gana nadie, así que me planté en ADESLAS, pero también soy muy educada (o lo intento) y con buenas palabras le expliqué a la chica del mostrador todo el "problema". La respuesta de la chica me dejó a cuadros: me dijo que yo estaba equivocada, que los doctores atienden primero a quienes ellos quieres, que son como los fontaneros y que igual que un fontanero decide qué tubería arreglar primero, los médicos igual. ¡Me estaba comparando con una tubería estropeada! La comparación y el poco tacto me dejaron muerta. Pero como a cabezona no me gana nadie le dije muy amablemente que ya había a MUFACE a enterarme que me había dicho el jefe que esto era incumplimiento de convenio y que pusiera una reclamación. Palabras mágicas: reclamación e incumplimiento de convenio. Así que la chica se bajó de la burra y me dijo que esperara un momentito que hablaba con la jefa. La jefa tomo nota de la reclamación y que hablaría tanto con la clínica como con el tribunal médico de la compañía para llegar a un acuerdo, y que me llamarían en breve para decirme algo. Antes me discutió que las listas de esperas eran por falta de donantes, pero le dije que en la clínica me habían dejado muy clarito del porqué de las listas de espera, que de hecho tenían donantes de sobra.
A los pocos días llamé a la clínica para ver si era verdad que habían hablado con ellos o me habían metido la bola. Pero sí habían llamado. Lo más simpático es que lo primero que hicieron fue echarles la bronca por haberme dicho la verdad y que no se inventaran una excusa, pues así habían dejado quedar mal a la compañía asegurada. ¡Menudo morro! Menos mal que mi biólogo es un sol y debe tener muchas tablas, y muy clarito les dijo que ella no iba a engañar a sus pacientes y privarles la oportunidad de irse a otra clínica, pagarse ellos mismos el tratamiento o lo que consideraran oportuno. Así que como nadie agachaba las orejas, no yo ni la clínica no la bióloga, les toco agachar las orejas a ADESLAS.
El 13 de abril recibí una de las mejoras llamadas de mi vida. Me llamaron de la compañía para decirme que en un plazo de 2-3 meses me llamarían de la clínica para comenzar el tratamiento. Yuhu!! Llamé a la clínica para corroborar la información, y efectivamente, había ganado la batalla burocrática. Había peleado por mis derechos y había ganado, así que estaba más feliz que una perdiz. La bióloga me dijo que para el mes ya pidiera cita con el gine para hacer revisiones, análisis... y comprobar que todo estaba correcto. Pero este lío de pruebas y la primera OVO ya os la iré contando

lunes, 23 de septiembre de 2013

EL COMIENZO DE LA BÚSQUEDA

Después de la segunda operación tuve que ir a varias revisiones bastante seguidas, y en cada una de ellas el ginecólogo que me operó no paraba de repetirme que no me preocupara, que podría tener hijos, que iban a ser míos, que yo los iba a llevar dentro y los iba a parir, etc., etc. A toro pasado creo que estas palabras fueron mágicas, porque realmente no he pasado eso del duelo genético que he leído en algunos foros y otros blogs, pues tanto me lo repitió que se fueron grabando en mi cerebro y en mi corazón, y sé que el día que tenga hijos van a ser míos, muy míos, aunque no lleven mis genes, y de hecho los siento ya como míos, aunque la maternidad aún está lejana.
Pero además de su insistencia en tranquilizarme, el ginecólogo insistía también en derivarme ya a reproducción asistida, pero por aquel entonces no tenía pareja, ni vistas a tenerla. Algunas de mis amigas y compañeras bromeaban con que el bueno del señor tendría un hijo en edad casadera y querría emparentarlo conmigo, jajaja. Pero el destino es caprichoso y a los pocos meses conocí al que es mi pareja y futuro padre de mis hijos. Supo desde el primer día que no puedo tener hijos por los "métodos tradicionales" y que no van a llevar mis genes, y no le dio ninguna importancia. No recuerdo como se lo dije porque es algo que hablo con bastante normalidad, pues es lo que hay. De vez en cuando, cuando me derrumbo un poco, le digo que estoy defectuosa, pero él me dice que soy perfecta... así que sigue sin darle importancia.
Él sí es el chico perfecto, y las cosas fueron rodadas desde el primer día. Incluso fue todo bastante rápido, aunque yo no tengo esa sensación. De hecho parece que llevamos juntos toda la vida. A los pocos meses ya nos fuimos a vivir juntos y a los pocos meses nos compramos una casita. Ya teníamos todo preparado para tener descendencia.
En una de las muchas visitas al hospital donde me operaron para las revisiones, me acerqué al mostrador de reproducción asistida simplemente para informarme, y me dijeron que al ir por MUFACE tendría una lista de espera de aproximadamente 8 meses (si iba pagando no, claro).   Creo que no he dicho que al tener MUFACE, por ley, me cubren 4 tratamientos de ovodonación. Así que hicimos nuestros cálculos y a pesar de que nuestra situación económica no era muy buena en esos momentos, decidimos pedir cita para entrar en la famosa lista de espera. Al comentárselo al gine ya me fue mandando pruebas para ir ahorrando tiempo (el señor seguía con su insistencia); y así me fue haciendo ecos, cariotipo, etc. 
Primera cita: la doctora bastante seca. Fui con mis pruebas que me había mandado el gine y no puso muy buena cara. Ahora faltaban las pruebas de mi pareja: un seminograma, un cariotipo y pruebas varias de sangre. Me toco ir a mi seguro a preguntar si esas pruebas las cubría, pues si me cubría el tratamiento de infertilidad era obvio que debía cubrirlas. Pues era obvia pero solo para mi, claro, pues resulta que si ya hay diagnóstico de infertilidad no lo cubre, y el diagnóstico estaba claro: yo no tengo ovarios. Así que fuimos a la seguridad social para hacer esas pruebas, con sus consiguientes listas de espera; además el cariotipo nos dicen que no lo hacen... Cuando ya tenemos todas los resultados habían pasado unos cuantos meses... Y al volver a la consulta de infertilidad... SORPRESA: Han cambiado el concierto con la compañía aseguradora y ya no cubren los tratamientos de infertilidad.  Eso sí, me mandan un presupuesto por si quiero hacerlo por privado (7500 euros/ciclo).
En ese momento sentí desesperar. Había pasado medio año en vano. ¿Y ahora qué hacía? Estaba perdida. Pedí presupuesto también en una famosa clínica de infertilidad: más de 8000 euros/ciclo. Tenía que haber más clínicas que tuvieran concierto con mi aseguradora, así que me fui a la aseguradora y me dieron un librito con las clínicas: en mi Comunidad Autónoma sólo 2, una a 2 horas de camino y otra, afortunadamente en la ciudad de donde soy. Vi una esperanza, así que pedí cita en esa clínica para pedir información
Primera cita: el ginecólogo, mi ginecólogo, es muy bueno, un poco serio a ratos, pero es encantador. Revisión ginecológica en la que todo está bien (poco hay que ver, la verdad) y más revisiones: citología, ecografía de mamas, análisis de sangre, etc. Nada de cariotipo, que al no utilizar mis genes no hace falta. Me informan que al ir por MUFACE hay lista de espera (empiezo a coger manía a las listas de espera), pero lo que me sorprende es lo clarito que me explican todo y el porqué de la lista de espera: ADESLAS les da una cierta cantidad al año (montante, se llama) que a la clínica le da para cubrir 4 ciclos de ovodonación, por lo que hacen 4 ovos al año y estoy de 8ª en la lista de espera, pues ya me han apuntado. Era el año 2012, a finales, con lo que harían 4 en el año 2013 y me tocaría en el 2014 si con suerte no reducen el montante, sino ya para el 2015. Si lo hago por privado, pagando 600 euros/ciclo me lo hacen YA.
Me vuelvo a desesperar. Sé que tengo suerte de que el seguro me cubra 4 ciclos, pero no sé porqué tengo que esperar años por un derecho que me pertenece. Me cabreo. Intento buscar una solución.
Llamo a la otra clínica de mi Comunidad y ya por teléfono me dicen que para FIVs hay lista de espera hasta el 2015 y que para ovo no saben decirme a ciencia cierta pero por ahí o aún más. Me vuelvo a desesperar una vez más.
Y pienso, pues me voy a Madrid, a Zaragoza o donde sea que no haya la maldita lista de espera. Pero también pienso, ¿y si lo pago yo igual luego me lo reembolsan, como pasa con el dentista? Así que me voy a las oficinas de MUFACE a preguntar. Pero antes me entero que la doctora del hospital donde me operé (la que era muy seca) les sigue mandando autorizaciones para ovos, aunque ya no tienen concierto. Me cabreo y me vuelvo al hospital a ver al ginecólogo que me operó, por si pudiera hacer algo, pero no. Su consejo es que pelee o que me vaya a Portugal que es más barato jajaja. Sigo el primer consejo y me voy a MUFACE. La chica del mostrador es encantadora y me pasa a hablar con el jefe, que se le quedan los ojos como platos al oir mi historia y no entiende cómo la compañía aseguradora no se hace cargo, que están incumpliendo el convenio: que ponga una reclamación que me lo tienen que hacer sí o sí.
Antes de poner la reclamación me voy a mi clínica, porque tampoco me apetecía meterlos a ellos en un lío. Pero como son encantadores me dicen que ponga la reclamación, que pelee, que tengo derecho, y que no es justo que utilicen la excusa de la crisis para recortar servicios.
Así que pongo la reclamación pertinente.
Continuará...

viernes, 20 de septiembre de 2013

SEGUIMOS CON EL COMIENZO

Si habéis leído la entrada anterior sabréis que aún me quedaba un ovario y un trompa. En las distintas revisiones ginecológicas todo estaba bien. Mi ovario era gordito porque tenía que suplir la falta del otro y se había desarrollado más. Hasta hace poco la única consecuencia de esa operación era un ovario gordito y que la menopausia me vendría antes, pues los ovarios tienen una vida útil, por decirlo de alguna manera; cuando tenemos dos ovarios, cada mes "trabaja" un ovario, por lo que podemos decir que se reparten la tarea, pero al tener uno solo "trabaja" el solo, pues ovulas igual todos los meses, pero claro, el pobrecito se cansa antes.
Me había olvidarme decir que actualmente me falta poco para cumplir los 36 años. Ahora estaréis pensando que la causa de mi infertilidad es que mi ovario se cansó pronto, el pobre. Pues no. Hace casi 4 años me empezó a doler la barriga... ¿os suena? Fui a urgencias, de madrugada porque me despertó el dolor, y, como tenía la regla y me dieron buscapina y me pasó el dolor el diagnóstico fue: dolores menstruales. Y me volví para casa. Decir que mis reglas siempre fueron muy normales, nada dolorosas ni abundantes ni nada. Decir también que duermo como un ceporro y que no me despierto ni aunque me saltes en la cama. Pero el dolor me despertó, así que sí, era un dolor fuerte como para ir a urgencias, y no me gusta demasiado ir al médico, por lo que no soy una persona aprehensiva ni hipocondríaca.
Pero bueno, el dolor pasó. Pues sería eso: dolor de regla... Pero a la semana el dolor volvió pero multiplicado por mil y cada minuto que pasaba se multiplicaba otra vez por mil. Otra vez de madrugada. Así que vuelta a urgencias. Del trayecto no recuerdo nada más que dolor, mucho dolor, creo que incluso casi gritaba del dolor. Llegué a urgencias y me metieron en un box. Me empezaron a dar calmantes y más calmantes mientras llegaba la ginecóloga de guardia. Soy funcionaria y a través de MUFACE tengo el seguro médico con ADESLAS, así que en el hospital al que voy los médicos especialistas de guardia están en su casa. Y la señora ginecóloga debía estar en su casa muy bien metida en cama o sabe dios donde, porque no apareció. Y así me dieron las 8 de la mañana (desde las 2 aproximadamente) gritando de dolor, y gritando mucho. Me llegaron a poner morfina porque el dolor era ya insoportable, pero lo único que conseguía era dejarme medio grogui durante unos pocos minutos, pero el dolor volvía otra vez y yo otra vez a gritar. Las pobres de las enfermeras ya no sabían que darme, y la ginecóloga de guardia seguía sin aparecer. Así que a las 8 de la mañana, cuando llegó el otro ginecólogo, que tenía consulta, me subieron como pudieron a la consulta a que me hiciera una ecografía. ¿El resultado? Mi ovario se había torsionado sobre si mismo y había que operar. El médico, con cara de póker, me dijo que intentaría salvarme algo de ovario, pero si veía que era imposible tendría que quitármelo todo. El dolor que tenía era tal que, por mí, como si me quitaba la barriga entera, pero por favor que alguien parara ese dolor.
Y así volví a quirófano, pero esta vez ya sin mi muñeco. Me abrieron por la misma cicatriz que tenía, la del medio, para no dejarme la barriga como un mapa. Y cuando volví del quirófano volví sin mi otro ovario y sin mi otra trompa, y con mis mismas cicatrices. Sólo me quedaba el útero. En cuanto desperté, lo primero que me dijo el ginecólogo que me operó fue que mi ovario había dado 3 vueltas sobre sí mismo, que era normal que gritara del dolor porque lo único que me podría quitar el dolor era la anestesia, y que no me preocupara por nada, que yo podría tener hijos gracias a la ovodonación, a la donación de óvulos, y que esos hijos iban a ser míos, muy míos, que yo los iba a llevar en mi vientre, los iba a parir y los iba a criar y educar, por lo que iban a ser tan míos como si llevaran mis genes. Era la primera vez en mi vida que oía la palabra ovodonación. Por aquella época no tenía pareja, ni vistas a tenerla, así que no era una prioridad en mi vida tener hijos, pero no pude evitar que me cayeran las lágrimas. Eso sí, en soledad. Delante de mis madre y demás familia, amigos... me hice la fuerte (soy fuerte). No pasaba nada, me habían quitado el dolor, y mi ovario gordito y mi trompa correspondiente, pero en su día podría tener hijos.
Me dieron terapia hormonal sustitutiva, porque evidentemente ya no ovulaba con lo que para no padecer los efectos de la menopausia y mantener mi útero funcionando para cuando quisiera tener hijos. Así que no tenía ovarios, no óvulos ni nada, pero seguía teniendo la regla. Las hormonas son parecidas a las pastillas anticonceptivas: 21 pastillas, 1 semana de descanso en la que te viene la regla y otra caja...

Y este es el verdadero comienzo en el camino de la infertilidad. Sin ovarios no hay óvulos; sin óvulos no hay fecundación; sin fecundación no hay embarazo, y sin embarazo no hay hijos, al menos por el método tradicional.
Doy gracias a los avances de la ciencia y a esas personas que desinteresadamente donan partes de su cuerpo (sangre, óvulos, médula, órganos...) y permiten a muchas otras personas, como yo, vivir o conseguir un sueño.
De esta época sí lo recuerdo todo, pues ya no era una niña pequeña como la primera vez. Lo peor de todo es pensar que esos dolores tan insufribles los sufrí durante un año con 6 añitos, porque si me dolía tanto como esta vez no sé cómo aguanté, pero es que soy rarita...

CÓMO EMPEZÓ TODO

¿Cómo empezó este camino? Si tengo que empezar a explicar todo me tengo que remontar a cuando tenía 6 años. Sí, con 6 añitos, siendo una niña muy pequeño empecé este camino. Me dolía mucho la barriga, muchos días seguidos y mis padres me empezaron a llevar a urgencias un día sí y otro casi también porque los dolores no remitían y cada vez eran más fuertes. De esta época recuerdo estar encogida, meciéndome y cayéndoseme las lágrimas del dolor, incluso viendo dibujos, jugando o entretenida. En urgencias pruebas y más pruebas: análisis, radiografías, ecografías, etc., pero según los médicos no se veía nada y todo estaba normal. Así que los diagnósticos eran de todo: desde que no "había hecho de vientre" (palabras literales que aún recuerdo), hasta que eran mimos, que eran llamadas de atención... Supongo que en el año 84 los aparatos médicos no eran como ahora y efectivamente no se veía, así que le daremos un voto de confianza a los médicos de aquella época.
Y así me pase prácticamente un año de mi infancia, hasta que mi madre se cabreó, y con razón, y estando en urgencias dijo muy clarito que me hicieran lo que fuera pero que ella no se llevaba a la niña (o sea, yo) para casa otra vez hasta que no dieran con lo tenía. Evidentemente todos los absurdos diagnósticos eran erróneos, y durante ese año me pusieron más enemas que a toda la población española junta, sin resultado, evidentemente, porque el problema no era que "no había hecho de vientre". Ante esa contundencia de mi madre, la respuesta de los médicos fue que lo único que les faltaba hacerme era abrirme. Y mi madre, desesperada imagino, les dijo que adelante. La explicación que daban los médicos era que igual era una apendicitis con dolor reflejo (porque a mí me dolía el lado contrario)
Y así me fui para quirófano con mi muñeco favorito y que aún conservo 30 años después. Imagino que durante la operación el muñeco no estaría en la camilla conmigo, pero eso ya no lo recuerdo. Yo me dormí con el muñeco a mi lado, y me desperté con el muñeco a mi lado, atada a la cama y sin un ovario y sin una trompa, y con dos cicatrices en mi barriga.
Sí, habéis leído bien, a una niña de 7 años le habían quitado un ovario y una trompa, pues se había torsionado sobre sí mismo. Vamos, que no estoy criando malvas de milagro, pues había pasado un año desde la primera visita a urgencias. Tengo dos cicatrices porque el planteamiento era el de apendicitis, así que tengo la correspondiente cicatriz, pero al abrir se encontraron el "petate", y como no llegaban bien al ovario del lado contrario, me abrieron también por el medio, desde el ombligo hasta abajo
Por seguir dándole el voto de confianza a los médicos de la época, imagino que nadie, ni siquiera ellos, se imaginan que a una niña de 7 años le puede pasar algo en el aparato reproductor. Pero yo soy rarita... qué le vamos a hacer!
De esa época recuerdo que el dolor, los enemas, mi muñeco, y lo mal que lo pasé cuando me quitaron los puntos.
Después fueron unos continuos viajes al especialista de otro hospital de otra cuidad (a más de 2 horas de mi casa por aquella época) hasta que me viniera la regla, para confirmar que mi otro ovario funcionaba correctamente. La regla me vino con 14 años y me dieron el alta médica y por fin se acabaron los viajes.

Y este es el inicio de la historia...